Introducción
El cerebro es la parte más grande del encéfalo y el órgano nervioso más importante. Está compuesto por sustancia blanca (formada por fibras nerviosas) en su zona interna, y por sustancia gris (agrupación de cuerpos neuronales) en su zona exterior, la cual forma la corteza cerebral, capa de gran importancia ya que dirige y alberga las facultades intelectuales. Para ajustarse al volumen de la caja craneal, el cerebro presenta una gran cantidad de circunvoluciones y cisuras. Las funciones que realiza el cerebro son variadas y complejas, como procesar la información recibida y elaborar respuestas, coordinar y controlar el funcionamiento de todas la partes del sistema nervioso, o albergar la memoria, el raciocinio, la inteligencia, la consciencia y la voluntad.
El cerebro de un adolescente
El cerebro humano sólo llega a ser un órgano acabado cuando cumplimos 20 años. En el desarrollo embrionario, el ser humano crea unas 8.000 neuronas cada segundo, para cuando nacemos contamos con todas las neuronas que necesitaremos en nuestra vida. A partir de ese momento lo importante es establecer nuevas conexiones sinápticas. Cada una de los cientos de miles de millones de neuronas con las que nacemos producen un promedio 10.000 conexiones diferentes. Ésto ocurre tan rápido que para cuando el niño cumple seis años ya está establecida la estructura básica de su cerebro. Desde que nacemos hasta que llegamos a la pubertad el cerebro continúa creciendo, sin embargo, a partir de los 12 años en lugar de seguir haciendo nuevas conexiones, el cerebro comienza a perderlas. Durante la adolescencia cada año ''perdemos'' cerca de 1% de la materia gris de nuestro cerebro para que éste pueda constituir su forma adulta. En esta etapa, el cerebro se deshace de todas sus conexiones innecesarias o inútiles. Este proceso eventualmente hará al cerebro adolescente más rápido y ágil. Por tanto, los años de la adolescencia son críticos para el futuro desarrollo del individuo, puesto que las capacidades y hábitos que se adquieran en esta época probablemente persistirán toda la vida.
Las imágenes computerizadas han mostrado, además, que la última región del cerebro que alcanza su total madurez es la corteza prefrontal. Esta región cerebral es la responsable de funciones como la planificación, la anticipación, el control de las propias emociones y el entendimiento de los demás, procesos que en esencia son lo que hace a una persona ser adulto. Si el individuo no cuenta con una corteza prefrontal totalmente funcional tiende a ser insensible a los sentimientos de los demás, a tomar riesgos innecesarios y ser impulsivo porque carece de algunos de los mecanismos esenciales de "frenado" de estas conductas; en los adolescentes su cerebro parece tener un "acelerador" siempre pisado a fondo. Los adolescentes tienen conexiones sinápticas que los hacen temerarios, y es que ser arriesgado les ayuda a explorar el mundo, y tratar una variedad de cosas nuevas. Durante este periodo, también se modifica el cuerpo calloso, que conecta ambas mitades del cerebro y tiene que ver con la creatividad y la habilidad de resolver problemas; así como el cerebelo, implicado en la coordinación de los músculos y en el proceso cognitivo-social. Si la actividad física, las habilidades sociales y el proceso cognitivo son estimulados, el desarrollo del cerebelo es mayor.
Por otra parte, cada vez se sabe un poco más sobre la maduración de aquellas partes del cerebro que tienen que ver con la percepción de las emociones y las diferencias entre el cerebro masculino y el femenino. Por qué los niños son más susceptibles de padecer autismo, dislexia, trastornos de aprendizaje, síndrome de déficit de atención, y las adolescentes, trastornos de la conducta alimentaria, es algo que todavía queda por explorar.